LAS OBRAS DE PEDRO DOÑO EL CONSTRUCTOR VIROLEÑO


Por René Alberto Contreras.

  Pedro Doño p. fue un constructor autodidacta que dejó en Zacatecoluca testimonio de su trabajo en varios edificios, sobre todo en las diversas remodelaciones de la iglesia parroquial, ahora la Catedral, destacando su labor en la portada de este templo, obras todas ellas realizadas en la época que era administrada por el padre italiano Rufino Bugitti.
  Eran constantes las reuniones y conversaciones en las que se veían a Pedro y al sacerdote ya sea en el atrio, en el convento, en la sala comunal y en diversas áreas de la iglesia para verificar cómo iban las obras.

Pedro Doño p.
   Pedro Doño h. ahora viviendo en Australia, relató que a finales de la década de los años 50 del siglo XX, Bugitti decidió reconstruir varias áreas de la iglesia que venían sufriendo el deterioro que el tiempo se había encargado de acelerar, para ello buscó a su papá proponiéndole que condujera aquella tarea en la que participaron muchos obreros de la ciudad.
  Fue así que comenzaron por construir la cúpula en el crucero donde se juntan la nave central y las naves laterales que conforman el edificio.
  Concluida la construcción de la cúpula en la que fue fundamental el aporte de los católicos viroleños con sus contribuciones en efectivo, ladrillos, cemento y hierro pasaron a una ceremonia en la que bendijeron la obra que vino a incluirse en la estética arquitectónica de la ciudad.
  Vino después la siguiente obra: la nave sur donde se encuentra el camarín de la virgen de Los Pobres, copatrona de la ciudad, trabajo que también estuvo a cargo de Pedro Doño. Tanto a la cúpula como a la sala de la virgen le fueron colocados ventanales que permitieron la entrada de luz natural dejando en el pasado la oscuridad que predominaba en esa zona de la iglesia.
  Sin embargo, el trabajo y el empeño del padre Rufino no cesó, además de una que otra reparación, siguió la construcción de la sala de reuniones en el área norte, entre el mercado y la nave central del templo.

Cúpula y Nave Sur (Foto de César E. Monterrosa)
    Faltaba la obra monumental: la portada de la iglesia. De nuevo Pedro Doño estuvo a la par del sacerdote. Llegó el diseño elaborado por el arquitecto Mario Baratta. Empezó la campaña para conseguir el aporte de los viroleños que viendo las obras anteriores se sumaron al proyecto, hasta concluirlo (Bugitti constructor de monumental obra. Los Motetes del Tecolote del 3 de abril 2013).
  Pero, ¿quién era este viroleño constructor, de nombre Pedro Doño?. Lo conocí en la iglesia cuando formé parte del grupo de boys scouts que en ese lugar tenía su sede, era la década de los años sesenta. Pedro andaba por los cincuenta años de edad.
  Era moreno, de una altura más o menos de 1.72 metros, se paraba y caminaba erguido, usaba sombrero como herencia que le dejó la moda de los jóvenes de su generación. Parecía serio, pero al conversar con él no le costaba soltar una o varias carcajadas.
  Su hijo me contó que Pedro nació en el barrio Candelaria, en la zona oriental de Zacatecoluca, el 29 de abril de 1911, hijo de Luisa Doño y Manuel Pineda. Su madre era de oficios domésticos y su papá, jornalero. Realizó sus primeros años de estudio y luego pasó a aprender un oficio.
  Se trasladó a San Salvador, donde comenzó a laborar y se incorporó al Sindicato de Trabajadores de la Construcción, en una de cuyas reuniones conoció al maestro Alberto Masferrer.
  En 1932 se incorporó al levantamiento campesino que se dió en la zona occidental de El Salvador. “Fue hecho prisionero y puesto a la orden del teniente en jefe, del cual dependía ser fusilado en Armenia, departamento de Sonsonate. Contaba solamente con 21 años”, recordó su hijo. 

Pedro y María Burgos de Doño
    Relató que “el teniente le preguntó su origen, a lo que él contestó que era de Zacatecoluca. Luego le preguntó si sabía donde vivía el general Jesús Somoza. A lo que le contestó que vivía en el barrio El Calvario. Con esa respuesta el teniente le dio libertad”.
  Regresó para San Salvador y luego buscó su ciudad de origen para radicar en forma definitiva e hizo pareja con la señora Abelina Alfonso con quien procrearon tres hijos: Lucía, Marina y Pedro. Dominando el oficio de carpintero estuvo trabajando en el hospital Santa Teresa, en la antigua edificación construida en el cantón El Espino.
  Sin embargo, su participación en los procesos políticos no se detuvieron. Vinieron los movimientos contra el general Maximiliano Hernández Martínez, en 1944 y ahí estuvo Pedro Doño y también la Guardia Nacional que lo tomó en cuenta como enemigo del régimen, como a otros miles de salvadoreños y debió esconderse.
  Su sobrina Gertrudis Doño simuló en la ciudad unos novenarios supuestamente dedicados para el alma de Pedro, de quien dijeron que había muerto evitando así ser uno más de las víctimas del gobierno de esa época.
  Vino después el matrimonio con Valentina García con quien procrearon siete hijos: Luisa, Ana Margarita, Ana Lilian, Pedro, Edgardo, Oswaldo y Mercedes.
  Pedro Doño sabía que no era suficiente haber aprendido oficio “con sus deseos de superación tomó un curso de dibujo arquitectónico por correo. La casa que distribuía el curso era de Argentina. El libro básico fue uno de los que produjo el arquitecto José Luis Moia”, mencionó Pedro hijo. 


    Refirió que a su padre le pedían como requisito haber concluido el cuarto grado. Por esa época estudiaba en la escuela Lucía Villacorta, su hermana Luisa. La directora del centro educativo que conocía del interés del papá por su formación en la construcción le extendió un certificado lo que le permitió seguir el curso.
  Los ejercicios los hacía en borrador dibujando en papel de empaque y luego los pasaba a papel vegetal. Las copias logró realizarlas construyendo su propia copiadora a base de vidrio y madera, poniendo papel tornasol azul y luego las revelaba en un depósito con base de amoniaco.
  Luego vendrían las oportunidades de trabajo al haber conocido a los padres franciscanos, todos ellos italianos, quienes además de las obras de Zacatecoluca también le encomendaron las de las iglesias de Olocuilta y San Juan Nonualco, en ésta desarrolló larga amistad con el padre Cosme Spesotto, asesinado en el interior de ese templo.
  Sus trabajos arquitectónicos y de dirección de las obras contaban con el respaldo de la firma Morán y González, que por esos años gozaba de mucho prestigio en el país.

Pedro Doño h. y familia
  En 1974 Pedro Doño quedó viudo al fallecer su esposa Valentina. Cinco años después murió su hijo Oswaldo en una manifestación que realizaban en San Miguel, suceso que lo golpeó emocionalmente y le llevaría a incorporarse a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL).
  Según el relato de su hijo Pedro, su papá “fue secuestrado el 29 de enero de 1981 por las fuerzas armadas del Destacamento Militar No. 9 (con sede en Zacatecoluca) a eso de las cinco de la tarde, junto con la hija menor quien sufría de una enfermedad psiquiátrica”.
  La menor fue llevada en la noche a la casa de una vecina de la familia, severamente golpeada. En esos días estaba impuesto el toque de queda a partir de las cinco de la tarde.
  Según el relato de Pedro varias personalidades de la ciudad fueron en busca del comandante para interceder por su papá, entre ellos el gobernador Corcios, Ismael Avendaño Osorio, Mariano Avalos Cordova y Jesús Alberto Villacorta.
  Un testigo, a quien Pedro no quiso mencionar, “lo vio con vida a eso de las ocho de la noche, severamente golpeado en una de las celdas del cuartel y contó que lo acusaban de haber colocado una bomba en el edificio del Banco de Fomento Agropecuario, la cual destruyó el local”.
  Esa noche el constructor fue asesinado y su cadáver lanzado en la quebrada 2 de abril sobre la carretera Litoral. Sus restos fueron reconocidos por las autoridades y luego se le dio sepultura.
  Doño recuerda que durante el cortejo fúnebre “un camión de las fuerzas armadas interrumpió el sepelio parándose enfrente y encañonando a los asistentes. Varios abandonaron el cortejo, sin embargo otros siguieron sin parar de rezar el santo rosario”.

Edificio Avendaño Osorio (Foto Toño Díaz)
    Además de la construcción de las iglesias de diversas ciudades del departamento de La Paz, en Zacatecoluca también condujo las obras de los edificios del Almacén San Antonio de don Antonio Avendaño Osorio, del almacén Gilda del Dr. Atilio Avendaño Juárez, Almacén Milian, de Antonio y Cristina Milian, la tienda de don Antonio Calderón, todos caracterizados por contar con una esquina semicircular.
  También dirigió la construcción de las residencias del Dr. Cayetano Salegio, de don Victor Peña y su esposa Maruca Rivas de Peña, la de don Mariano Avalos Córdova, la del Dr. Carlos Rodríguez, la de don Eduardo Abarca y la restauración del edificio de don Mariano Reyes. Dejó pendiente la casa del profesor Alfredo Argueta y su esposa Esther Roldán de Argueta.
  Pedro h. su esposa y sus hijos tuvieron que emigrar a Australia, como lo hicieron miles de salvadoreños, ante el riesgo que enfrentaban de perder la vida. Fueron los difíciles años del conflicto interno (1980-1992).

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