TEATRO NACIONAL DE ZACATECOLUCA DESTRUIDO POR INCENDIO

Por René Alberto Contreras.
  El último sábado de enero de 1953 un incendio provocado por un cortocircuito destruyó la edificación de madera y lámina del Teatro Nacional de Zacatecoluca, recordó el Lic. Eleazar González,  quien siendo un niño promediando los 16 años trabajaba como acomodador de la sala cinematográfica; por lo menos eso decía el nombramiento.
  Asi me lo describió cuando lo entrevisté en diciembre de 2017 en su residencia en los Planes de Renderos, en San Salvador, donde llegamos con el caricaturista y pintor Antonio Díaz.
  Eleazar fue hijo de Ricardo Ortiz y María González. Su padre es quien hizo las gestiones con el administrador del Teatro, Anselmo Novoa, para que le diera una oportunidad laboral, la cual quedó truncada con la desaparición de aquel viejo teatro que también era usado para la presentación de veladas escolares y otros espectáculos en vivo.
  Antes del señor Novoa fue administrador del Teatro don Jesús Villacorta, quien también ocupó, en diferentes períodos, los cargos de alcalde, gobernador y diputado.
  González dijo que en aquella época las películas llegaban por encomiendas a través del ferrocarril y un señor encargado de recibirlas las trasladaba diariamente de la estación al centro de la ciudad. 

Dibujo de fachada del Teatro hecho por Toño Díaz.
  El Teatro estaba en la esquina de la Avenida Juan Vicente Villacorta y la calle Rafael Osorio, donde actualmente funciona el Scotiabank, enfrente del parque Peña. En la esquina opuesta se encontraba la tienda San José, de la señora Conchita Rivera de López y en la esquina situada al sur estaban instaladas las oficinas de telégrafos y teléfonos. Hacia el poniente quedaba el hotel de la señora Julita Portillo.
  Decía Eleazar que la única construcción de cemento y ladrillos que tenía el Teatro era la cabina donde estaban los proyectores, que por la alta temperatura que generaban, los operadores trabajaban sin camisa.
  Describió la infraestructura con un hall a la entrada en el lado oriente, frente al parque, en cuyas paredes estaban expuestos los carteles de las películas próximas a exhibirse, a un lado quedaban las taquillas en las que trabajaban vendiendo los tiquetes Tomasito Osorio y Carlos Díaz. En la función nocturna antes de la proyección don Guillermo (Momo) Liévano interpretaba diversas melodías con su conjunto de marimba. 

Lic. Eleazar González
    Lo estipulado en el nombramiento que Eleazar trabajaría como acomodador quedó superado cuando, entre otras tareas, también fue el encargado de preparar el sulfato de cobre en grano que agregaba al almidón para ampliar su tiempo útil con el que pegaban los papeles, anunciando las películas del día, montados sobre marcos de madera con una base de sacos de yute. Cuadrantes publicísticos que eran colocados en postes de distintos lugares de la ciudad.
  Sin embargo, algo que el Lic. González tiene en su mente, y que en aquellos años le causó gran impresión, fue una ilustración que hizo Miguel Angel Orellana,  y que colocaron en la parte superior del edificio anunciando una película de Tarzán. Años después Orellana se convertiría en un prestigioso pintor.
  Algunas de las películas que nuestro entrevistado recordó que se proyectaron en el Teatro Nacional de Zacatecoluca fueron: la serie de Los peligros de Nokia, Las calaveras del desierto, Flash Gordon y muchas de Tarzán, hubo estrenos especiales de La canción inolvidable, Lo que el viento se llevó y Gilda, entre otras.
  Los precios más caros oscilaban entre cincuenta y sesenta centavos de colón, además el sábado y domingo les daban a los espectadores cupones con descuentos efectivos al asistir enmedio de la semana.
  Las salas para los cinéfilos eran las de galería en la parte posterior y a una considerable altura, abajo estaban luneta y preferencial. En galería no habían servicios sanitarios por lo que más de algún desesperado no vacilaba en orinarse, con el riesgo casi seguro, que alguien saldría afectado. Situación que se incrementaba cuando los llenos eran totales. 

Dibujo del interior del Teatro hecho por Toño Díaz.
  La diversión no se limitaba para quienes asistían a ver las películas sino que las personas que se encontraban en el parque o sus alrededores disfrutaban de la música que se difundía por medio de parlantes. La melodía de apertura era España Cañí. Los discos se los enviaban del Circuito de Teatros Nacionales, pero Tomasito Osorio tuvo la idea de ampliar el repertorio obteniendo los discos directamente en la ciudad.
  Eleazar relató que en una ocasión llegó a Zacatecoluca un famoso actor mexicano, Carlos López Moctezuma, que andaba promoviendo en la región una película en la que él era el protagonista principal. Se caracterizaba por los papeles de villano, de malo, sin embargo, cuando los viroleños lo conocieron en persona se dieron cuenta que aquello era pura ficción y que Moctezuma era una persona agradable, bien parecido y de malvado era lo que menos tenía.
 En los matinee del día domingo las películas eran especiales para los niños y a aquellos que les gustaban las de vaqueros como las de Hopalong Cassidy (actor: William Boyd), Gene Autry (Orvon Grover Autry), Tim McCoy (Timothy John Fitzgerald McCoy), Roy Rogers (Leonard Franklin Slye) o bien se proyectaban los muñequitos animados y películas de Supermán. 
Cartel similar a los colocados en el Teatro
    Todas aquellas películas era en blanco y negro, tiempo después vinieron otras con la novedad que ya tenían un color sepia y luego el color en su totalidad, dijo el Lic. González. Añadió que el Circuito les mandaba el jueves o viernes paquetes de programas para repartirlos el fin de semana con la programación de los siguientes ocho días.
  González recordó una anécdota surgida a raíz del incendio, pues cuando alguien le avisó a don Anselmo Novoa que el Teatro se estaba quemando, el le respondió al mensajero: “no puede ser, yo aqui tengo las llaves”, pero las llamas estaban destruyendo el edificio, mientras tanto la señora Arminda Rodríguez, que tenía su negocio de revistas, libros y la agencia de La Prensa Gráfica contiguo al Teatro sacó su mercadería, oportunidad que muchos niños aprovecharon para tomar los paquines o pequeñas revistas de muñequitos.
  Ese incendio marcó el rumbo que Eleazar González tomaría en el futuro. Eliezar nació en Zacatecoluca el 6 de febrero de 1934, cursó sus estudios de primaria en la Escuela José Simeón Cañas teniendo como compañeros a Chepe Salomón, Alfonso Mendoza, Miguel Angel Alvarez, Memo Rodríguez, René Avendaño y Noé Hurtado, entre otros niños de la época.
  Al trasladarse a la capital obtuvo trabajo en la Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador (CAESS) al mismo tiempo que estudiaba en el Instituto Nocturno Francisco Menéndez donde se graduó de bachiller para luego ingresar a la Facultad de Economía de la Universidad de El Salvador (UES), donde obtuvo su licenciatura. 

Dibujo de Eleazar González por Toño Díaz
    Se casó con María Ayala de González con quien procrearon cuatro hijos y luego vendrían trabajos en el Instituto de Vivienda Urbana (IVU), Comisión Ejecutiva del Río Lempa (CEL), la fábrica de acero Corinca y la empresa de electricidad Del Sur.
  Otro testigo de aquellos años del Teatro es el Ing. Manuel Mauricio Martínez, quien en un artículo que escribió en la revista Asi es mi pueblo, de 2010, que editaba Mauricio Bolaños decía: “Recordamos que se exhibían funciones de cine diariamente a las 6.00 y 8.30 p.m.,pero mientras se llegaba la hora del cine las señoritas circulaban en el parque  en sentido contrario a las agujas del reloj y los caballeros lo hacían de forma contraria con el fin de encontrarse en cada vuelta e intercambiar miradas o piropos como parte de las cuitas de la juventud”.
  “Pero también era costumbre antes de entrar al cine visitar la Tienda San José donde se ofrecían sorbetes, refrescos naturales entre ellos ricas ensaladas, gaseosas de grapet, jengibre, uva, etc. Aquellos que querían tomar una cerveza, con exquisitas bocas eran atendidos en el salón azul, que venía a ser un anexo de la mencionada tienda, algo asi como más privado”, relató Martínez
  Mencionó también que el administrador de la tienda San José era  “Goyito (Jovel) un caballero de facciones chinas quien se especializaba en preparar todas las delicateces que se ofrecían a la clientela: cocteles, espumosos de leche, de vainilla y canela, helados, ensaladas de frutas, sandwich, repostería etc.”
  La propietaria de la Tienda San José, Conchita Rivera de López, era tía del Ing Martínez, casada con don Luis López Jiménez. 

Esquina donde estuvo  el Teatro Nacional (Foto Eunice Orellana)
  Después que desapareció el Teatro Nacional, fue abierto el cine América, en la 5a. Avenida Sur y Calle Dr. NicolásPeña del barrio Candelaria donde cada domingo íbamos a las 10 de la mañana con Reny Alonzo, René Tenorio, José Luis Quan y otros compañeros con los que estudiábamos en el Colegio San Agustín. Después vendría la apertura del cine Roldán, donde actualmente funciona uno de los mercados de la ciudad y el cine América fue cerrado. Actualmente la ciudad carece de este tipo de lugares de entretenimiento.

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