EL TREN LLEGÓ A ZACATECOLUCA EL 24 DE DICIEMBRE DE 1915

Por René Alberto Contreras
  La construcción de la línea ferroviaria que partió desde el puerto Cutuco, en La Unión, rumbo a San Salvador llevó varios años, uniendo diversas ciudades, incluyendo en ese trayecto a Zacatecoluca, donde se construyó una estación que hasta el 2015 sigue en pie y a punto de ser restaurada según un proyecto de varias instituciones.
  La obra, en el centro y oriente del país, estuvo a cargo de la compañía a la que le fue concedida la explotación, la estadounidense International Railways of Central America (IRCA), subsidiaria de la United Fruit Company, que había adquirido grandes extensiones de tierra en diversos países del istmo para el cultivo del banano.
  La Prensa Gráfica del miércoles 5 de enero de 1916 informó que ya había “quedado establecido el servicio ferroviario entre La Unión y Zacatecoluca”. Explicó en su noticia que “el 24 del mes de diciembre del año pasado que venció (1915); hizo el tren en vías de ensayo, la primer travesía entre esas dos poblaciones”.
  “Con motivo de celebrarse en la segunda de los dos poblaciones nombradas, la fiesta de la Señora de Los Pobres, estos primeros viajes de trenes prestaron importantes servicios a los industriales y comerciantes de aquella zona”. Añadió el periódico que “Gran cargamento de mercaderías y artículos de toda especie fueron trasladados de la ciudad porteña a Zacatecoluca”. 

Foto proporcionada por Toño Díaz. Autoridades años 1920-30
   Las primeras locomotoras que llegaron a El Salvador, procedentes de Inglaterra, lo hicieron a través del puerto de Acajutla, Sonsonate, siendo el Presidente Rafael Zaldívar el que inauguró el servicio entre la ciudad portuaria y la cabecera departamental sonsonateca el 4 de junio de 1882.
  Después de 33 años de comenzado el proyecto, el Presidente Carlos Meléndez en su mensaje presentado ante la Asamblea Legislativa y publicado en el Diario Oficial del lunes 18 de febrero de 1918 dijo que el 19 de enero de ese año fue a “inaugurar la sección del ferrocarril que une las ciudades de Zacatecoluca y San Vicente en medio del indescriptible entusiasmo de aquellas poblaciones, que comprenden bien y en toda su amplia significación el progreso que esa vía férrea representa para ellas”.
  “Gracias, pues, a ese loable celo de la empresa, ya tenemos atravesados por ferrocarriles el oriente y el centro de la república, pues que sus rieles cruzan cinco departamentos importantes, esto es, La Unión, San Miguel, Usulután, La Paz y San Vicente, pasando por las ciudades cabeceras”, expresó el Presidente Meléndez.
   Aquel acontecimiento el Diario Oficial lo describió desde la llegada del mandatario "A las 6 de la tarde del día 18 de enero de 1918, el señor Presidente Meléndez hizo su arribo a pie a la ciudad de Zacatecoluca. Una gran muchedumbre de ciudadanos de todas las clases sociales... recibió al priimer magistrado. El alcalde don Andrés Alfaro le dirigió un saludo de bienvenida".
   Al jefe de estado lo alojaron en el casino (hoy local de un supermercado) donde se le ofreció una recepción. Fue un baquete de cien cubiertos. Las palabras de agradecimiento fueron pronunciadas por el Dr. Isidro Moncada. En la comitiva oficial también estaba presente el vicepresidente Alfonso Quiñónez Molina (Presidente de 1923 a 1927).
  Por su  lado, el ministro de gobernación, Juan Francisco Paredes, dió a conocer a los diputados que IRCA había construido hasta el 31 de diciembre de 1818 un total de 191 kilómetros de vía férrea quedando la estación de Zacatecoluca en el kilómetro 158 y la de San Vicente en el 181.
  La compañía para construir la vía y las estaciones fue comprando terrenos por todo el país en la ruta donde pasaría el tren.
  Un ejemplo de esas adquisiciones es la transacción que a solicitud del apoderado general de IRCA, René Keilahuer realizó, después que el juez de primera instancia de Zacatecoluca declaró de utilidad y necesidad una faja de terreno rústico, situado en el cantón El Espino, propiedad de Agustín Hernández, que tenía un área de 3,839 metros cuadrados. 

Trabajadores de la estación. Gonzalo Guzmán, izq. adelante.
   En esos primeros años el tren fue para Zacatecoluca su principal medio de transporte. Por esta vía llegaban las mercaderías hacia los almacenes, medicinas a las farmacias, herramientas a las ferreterías y para su traslado, desde la estación a los locales comerciales, usaban carretas y cargadores individuales reconocidos como mecapaleros.
  En el área de espera se fueron colocando vendedoras de pupusas, yuca, horchata y otros alimentos que no solamente eran ofrecidos en la estación sino en los vagones mientras bajaban y subían los pasajeros.
  El tren en su recorrido de San Salvador hacia la zona oriental, después de pasar por San Vicente y dirigirse hacia Zacatecoluca realizaba una maniobra en un cruce de rieles que se le conocía como El Empalme, de esa manera entraba a esta ciudad de retroceso para luego partir directamente hacia Usulután, San Miguel y La Unión.
  El Empalme estaba situado a unos 2 kilómetros al sur de la estación, quedando muy cerca de la carretera Litoral, rumbo a Usulután. Algunos niños se iban al sitio de las maniobras para disfrutar de un corto viaje hacia Zacatecoluca, sin ningún costo.
  La estación quedó ubicada en el extremo oriental de la ciudad, colindando con el barrio La Cruz, el rastro municipal, al costado oeste el río Zapuyo y el cementerio general a unos 100 metros al este, al lado sur de la carretera a San Vicente.
  Raúl Vicente Martínez en unos apuntes que desarrolló con la intención de escribir un libro histórico relató que “el 28 de octubre de 1939 en el ferrocarril que salía a las 6:15 de la mañana, dejé mi ciudad natal (La Unión) para ir a residir con mi abuela y mis hermanos… en el tren que llega a Zacatecoluca al mediodía me esperaban mis hermanos José Agustín de 13 años, Manuel Mauricio de 7 años y María del Consuelo de 5 años”. 

Estación en sus años de actividad. Toño Díaz proporcionó foto
   “Las vendedoras ofrecían almuerzo a los pasajeros que consistían en dos tortillas y un camarón de río o dos tortillas y un pescado frito, vendían horchata que servían en unos guacales de morro, subimos la cuesta de la estación y llegamos a la casa materna donde cariñosamente  me recibió mi abuela Luisa Pereira vda de Rivera”, mencionó Martínez.
  “Las estaciones ferroviarias se ubicaban en forma paralela a las vías del ferrocarril, fueron diseñadas con una planta rectangular que descansa sobre una plataforma para carga y descarga, construida con piedra y concreto, la cual poseía un altura de entre 0.90 (cms) y 1.00 metro” se describe en  el trabajo de grado, para optar al título de arquitecto, “Proyecto urbano-arquitectónico y de conservación de la estación ferroviaria de la ciudad de Quezaltepeque” escrita por Néstor A. Torres, Astrid Alexia García y Luis F. Rodríguez.
  Mencionaron que las estaciones contaban con oficina, boletería, bodega, área de espera para pasajeros, pasillos laterales techados por medio de aleros prolongados que descansaban sobre escopetas de madera o acero y ventanas con arco rebajado.
  La descripción que hacen en el trabajo de investigación los estudiantes de arquitectura de la Universidad de El Salvador, coincide con el diseño de la estación de Zacatecoluca y muchas otras del país.
  En 1951 las compañías ferrocarrileras se quejaban de que su situación económica no era floreciente. En el caso de IRCA ese año sus ingresos fueron de $2,800,000 dólares, movió carga por 180 mil toneladas, transportó 1,244,000 pasajeros. Cobraba entre $2.5 y $1.6 centavos de dólar por  kilómetro recorrido a cada persona en vagones de primera clase y $1.2 y $0.8 centavos en segunda. 

Gonzalo Guzmán Flores con sus hijos Tato y Nelson.
  Uno de los empleados de la estación en los años 60 fue Gonzalo Guzmán Flores, originario de El Paisnal  casado con la profesora Mema Osorio de Guzmán. Tuvieron tres hijos: Ricardo (Tato), Nelson y Gonzalo. El jefe era Gonzalo Majano, informó Nelson que hoy vive en Guatemala.
   Las ventas en la estación viroleña se mantuvieron todo el tiempo que operó este medio de transporte. Mauricio Uriel Pérez en un artículo que escribió el 18 de octubre de 1961 en El Diario de Hoy relataba la presencia en la estación de vendedores que ofrecían “agüita fresca del río Zapuyo… acabada de sacar de allí nomacito”,
  Pérez decía que la oferta incluía “conserva de semilla de marañón y leche acabadita de cuajar”. Agregó que los “foráneos eran llevados al hotel Italia, de las niñas Portillo”, en el centro de la ciudad.
  El río Zapuyo lo fueron contaminando; inicialmente con la sangre de las reses derramadas desde el rastro municipal, luego con insecticidas y otros desperdicios. Su manantial se disminuyó hasta casi secarse en la zona cercana a la estación. 

Vía donde existieron rieles. Foto de Mayarí Contreras
   En octubre de 1961 El Diario de Hoy publicó una nota de su corresponsal en la que se decía que los vecinos del cantón Las Tablas informaron a las autoridades “que los desperdicios de veneno líquido de la base aérea de fumigación agrícola… corren por un cauce que desemboca” en el río.
   “Que el veneno ya fusionado con el agua del Zapuyo ha destruido en toda su longitud la riqueza de peces que antes contenía”, señalaron los vecinos al corresponsal Mariano Galán.
   Los habitantes de la ciudad se acostumbraron al movimiento diario del ferrocarril, incluso se acuñó la frase “hora de tren” para resaltar la exactitud y puntualidad. Era característico  su peculiar sonido del pito y el rítmico avance tan potente que hacía vibrar la tierra a medida que se acercaba a la estación.
  Este medio de transporte inspiró en el mundo música, películas y novelas. Una de las primeras filmaciones de los hermanos Lumiere, inventores del cine (Francia, 1895), fue “La Llegada del Tren”.
  En Zacatecoluca hubo un artesano, Gilberto Mancía Domínguez, que construyó un tren a escala (12 cms. por un metro), con su máquina y vagones de pasajeros y carga. La Casa de la Cultura, cuando era dirigida por Roberto Monterrosa, lo presentó en diversas muestras y exposiciones. 

Gilberto Mancía constructor de ferrocarril a escala
   El Diario de Hoy del 8 de agosto del 2001 publicó una nota de Ricardo Guevara con fotos de Alex Sanabria destacando la habilidad de Domínguez, carpintero de profesión, que laboró por muchos años en la Cooperativa Algodonera “Entre Ríos”. Vivió en el barrio San José.
  “Recuerdo que para iniciar los trabajos de construcción de la locomotora tuve que viajar hasta la estación del tren de Sonsonate, donde empecé a medir cada uno de los vagones, el ancho de las ruedas, las bielas, los pasillos de pasajeros y los asientos” contó Gilberto a los periodistas.
  También la licenciada Sara Orellana de Jiménez abordó este tema en la revista Asi es mi Pueblo Zacatecoluca, de diciembre de 2007 en “Algo para recordar… El Ferrocarril”.
  “Era muy bonito ver aquellos vagones llenos de personas. Además iban cargados de canastos, cajas y matates repletos de hortalizas, gallinas, huevos e incluso había vagones especiales de color rojo, enrejados, que eran para transportar animales y otras cargas pesadas”, describió Sarita.
  También recordó que estudiantes, profesores y autoridades de San Vicente viajaban en el tren para participar el 18 de febrero en Zacatecoluca de los actos de celebración del nacimiento del prócer José Simeón Cañas e inversamente el 4 de marzo eran los viroleños los que se trasladaban a la ciudad de Austria y Lorenzana para rendir homenaje a la fecha de su fallecimiento.

Estación estado actual 2015. Foto de Mayarí Contreras
   Las empresas The Salvador Railways Company que era propietaria del ferrocarril en la zona occidental e International Railways of Central America (Irca) al mermar sus ingresos optaron por entregar el sistema al gobierno salvadoreño. La red de carreteras constituyeron una fuerte competencia que permitían mayor fluidez a camiones, buses y otros vehículos.
   El 22 de mayo de 1975 la Asamblea Legislativa emitió un decreto fusionando ambas compañías para crear Ferrocarriles Nacionales de El Salvador (Fenadesal), sin embargo la crisis continuó y suspendió operaciones en octubre del 2002 ante “la insostenibilidad, falta de inversión para el mantenimiento de las vías y el conflicto armado que golpeó al país en la década de los 80”, se explicó en el documento: El ferrocarril, sus orígenes y su historia. Fenadesal.
  La estación de la ciudad viroleña quedó abandonada y la lluvia, el viento, el sol,  el polvo y los daños causados por algunas personas fue deteriorando las partes factibles de ser destruidas,sin embargo, la paredes siguen en pie sosteniendo la endeble estructura.
  La esperanza de una posible recuperación se conoció cuando la Prensa Gráfica por medio de una nota de Mauricio Hernández Bolaños publicada el 11 de mayo de 2011 se informó que la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) donó a la Alcaldía Municipal de Zacatecoluca la antigua estación del ferrocarril.

Estación sostenida con cuartones. Foto de Mayarí Contreras
   “El alcalde Francisco Salvador Hirezi se comprometió a convertir la antigua estructura construida de madera y piedra en un museo de artes”, mencionó el periódico.
  La alcaldía viroleña y la Secretaría de la Cultura de la Presidencia realizaron gestiones con la Universitá Degli Studi Roma Tre para desarrollar el proyecto de restauración de la estación, según lo dio a conocer la municipalidad en su página de facebook.
  La universidad italiana es una institución pública fundada en 1992 tiene 34,900 estudiantes y 1370 funcionarios.
  En junio del 2015 una delegación de la Universitá Degli Studi Roma Tre, funcionarios de la Secretaría de Cultura y de la Asistencia Italiana visitaron la estación entre ellos los arquitectos Joaquín Aguilar y Michael Zamtili, profesor Mario Michelly y Lic. Eric Orellana.
  El proyecto pretende no solo restaurar la estación, sino construir nuevas áreas destinadas a la enseñanza de artes, cocina saludable, huertos caseros y otras habilidades.

Inspección de Italianos de la U. de Roma. Foto de FB Alcaldía
   El jueves 18 de junio del 2014 se consolidó el traspaso de la estación y sus terrenos aledaños cuando el Instituto de Legalización de la Propiedad (ILP) entregó toda el área a la municipalidad viroleña.
  De inmediato procedieron a legalizar a 92 familias como dueñas de sus parcelas donde habían construido sus viviendas.
  Mientras llega la concreción de ese proyecto las columnas del área de espera están sostenidas provisionalmente con cuartones de madera, de los sitios donde existieron rieles apenas se notan unos canales en la tierra y de los durmientes no hay vestigios. A unos 100 metros al sur está la rampa que servía para subir el ganado en los vagones de carga.
 
Posible restauración. Foto de FB alcaldía de Zacatecoluca
 

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